martes, 24 de junio de 2008

-23- ME FORMARÉ EL HÁBITO DE LA ACCIÓN

"Los sueños, sueños son", dijo un poeta español.
Sin embargo, nosotros podemos convertir ciertos sueños en realidad si pasamos del sueño a la acción.
Todas las cosas que tenemos en este mundo, sea nuestra comida, nuestro techo y todo lo que ha inventado y construido el ser humano, son producto de una idea seguida y construido el ser humano, son producto de una idea seguida de la acción.
En general, nos encontramos con dos clases de personas: la activa y la pasiva. La persona activa piensa y hace. Emprende la acción y sigue hasta el extremo sus ideas y sus planes. La persona pasiva pospone el hacer las cosas hasta que ha demostrado que no deben hacerse, o no se puede, o es demasiado tarde.
Es típico de la persona pasiva dejarlo para "mañana". La activa lo hace hoy, de una vez.
Si pretendemos tener éxito y triunfar en la vida, es inútil tener buenas ideas , hacer excelentes planes, pedir ayuda de Dios, y luego abandonarse a ese sueño sin pasar a la acción, sin hacer las piezas necesarias para volver realidad las ideas y los planes.
Si queremos ser activos, debemos formarnos el hábito de la acción.
Una gran cantidad de personas pasivas escogen este camino porque insisten en esperar a que todas las cosas sean ciento por ciento favorables para emprender la acción.
La perfección es altamente deseable, pero nada hecho o diseñado por el ser humano es, o puede ser, absolutamente perfecto. Luego aguardar el conjunto perfecto de condiciones es aguardar toda la vida. El riesgo forma parte del éxito. Con sólo sentirse seguros y sin querer arriesgarse es difícil que nos motivemos para la acción. Cada día miles de personas entierran buenas ideas, porque tienen miedo de actuar sobre ellas. Una buena idea no llevada a la acción enseguida puede producir dolores psicológicos; pero una idea actuada sobre el terreno brinda enorme satisfacciones mentales.
La acción puede curar el miedo y ganar confianza; la acción fortalece y alimenta la confianza. La inacción alimenta el temor.
Para luchar contra el temor hay que actuar. Para aumentar el temor hay que posponer, esperar, no evitarlo.
Tomemos la iniciativa, seamos voluntariosos y demostremos a nosotros mismos que poseemos capacidad y ambición para "hacer".

domingo, 15 de junio de 2008

-7- HOY NO ME LAMENTARÉ

La queja prostituye mi carácter.
Hoy no me lamentaré. A pesar de las contrariedades me dedicaré con todo mi entusiasmo a mi trabajo en vez de lamentarme y quejarme.
En vez de lamentarme, gastaré mi tiempo en pensar y planear soluciones para mis problemas y pediré a Dios luces y fuerzas.
¿Qué he ganado en el pasado lamentándome conmigo mismo. Los demás me han escuchado, a lo mejor me han compadecido, pero así no he resuelto mis problemas.
La experiencia me enseña que he solucionado los problemas cuando con fe, con un pensar inteligente y con la acción adecuada les he hecho frente.
La lamentación sólo me ha servido para ver las cosas más negativas y ver los problemas más grandes de lo que eran.
Si la experiencia me enseña esto:¿por qué seguir lamentándome? Desde hoy aprenderé a no lamentarme y si el problema es muy grande, buscaré ayuda para solucionarlo. Hablaré sin quejarme amargamente, sintiendo lástima de mí mismo.
Debo mantener una actitud mental adecuada, equilibrada a fin de dominar lo mejor posible mis emociones y encontrar la mejor solución.
Hoy debo recordarme que si me lamento alimentaré los monstruos mentales que son los pensamientos negativos. Debo evitarlo y así pensar positivamente, con mucha fe.
Repito: ¿qué ganaré lamentándome?
Sólo perderé energías, veré el porvenir negro, me sentiré perdido, triste, sin ubicación...y todo por no hacerle frente, al problema, por no trabajar, por no hacer el esfuerzo de pensar positivamente.
Hoy quiero sentir estimación por mi persona y no lástima.
No me lamentaré, a pesar de todo.

domingo, 8 de junio de 2008

-58- ¿SON CONTRARIOS LO MATERIAL Y LO ESPIRITUAL?

La Edad Media Estuvo envuelta por lo espiritual y la Edad Moderna está envuelta por lo material. Aparentemente ninguno de los dos extremos funciona bien. Aunque cada uno es dueño de elegir su vida y la puede elegir en el extremo material o en el extremo espiritual, la experiencia enseña que hay que equilibrar un poco esas potencias, y enseña también que la base de la vida debe ser espiritual para que no nos corrompa desenfrenadamente lo material.
La Biblia dice:"O Dios o el dinero, no podéis tener dos señores". Si escogemos el señor dinero como principio y base de nuestra vida, es difícil sustraerse de la ansiedad, de la angustia, de la neurosis, de la codicia, de la avaricia, o de la llamada crisis existencial del Siglo Veinte.
Si primero es el dinero, es fácil llegar al sin sentido de la vida, es más fácil dominar al dinero y lo material y no que ellos nos dominen a nosotros.
Si nuestra meta es el dinero, debemos darle un soporte espiritual, debemos obrar siempre con rectitud y justicia, con probidad, y a la hora de tomar una decisión importante en nuestra vida, recurrir al auxilio divino, al consejo divino, a fin de no terminar la vida en un barranco.
Buena parte de los que escogen como única meta el dinero, terminan viviendo una vida de tensiones y angustia, una vida muy alejada de la paz interior y del bienvivir.
En fin dejemos a cada quien su elección con base en las propias experiencias.
Sin embargo, es saludable hacer énfasis en un equilibrio, donde las raíces más profundas sean espirituales.
"No solo de pan vive el hombre", es una verdad que nos descubre otras necesidades de la vida además de las materiales, y esas otras necesidades están relacionadas con nuestro espíritu, el cual nos exige que lo alimentemos continuamente.
Nuestra parte espiritual es el centro, es el corazón de la vida, y la que nos permite darle un sentido a la parte corporal, cuyo fin es la muerte.
Lo material y lo espiritual no pueden considerarse contrarios, porque ambos son necesidades del ser humano y como tales no debemos menospreciar ni el uno ni el otro. Los dos deben estar presentes en nuestra evolución y su gradación es un asunto individual.

domingo, 1 de junio de 2008

-30- PERDONAD Y SE OS PERDONARÁ

"Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Si perdonamos nuestra consciencia quedará aliviada y estaremos en paz con nosotros mismos y dejamos, consciente o inconscientemente, que nuestro rencor o nuestro odio nos carcoma, nos roa.
Sin embargo, le pedimos a Dios que perdone nuestras ofensas porque queremos ser perdonados tanto por Él como por nuestros semejantes por algún mal que hicimos. Y por lo general, el perdón del prójimo es el que más deseamos, porque libera nuestra consciencia.
¿Por qué se le hace tan difícil al ser humano perdonar y ser perdonado? Ya vimos la gran ley, la regla de oro, la cual manda hacer al otro lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros ¡Y no lo hacemos!
Al ofender lesionamos a una persona en su dignidad: ¿por qué un orgullo mal entendido no nos permite pedir una sincera disculpa? Y si el otro lesiona nuestra dignidad: ¿por qué en ese momento no reconocemos que en el momento de la ofensa salió a relucir su debilidad como tantas veces sale a relucir la nuestra? ¿por qué no entender que, generalmente, el otro se siente mal por habernos ofendido y que no pide disculpas por ese sutil orgullo que también forma parte de nosotros? ¿Por qué no comprenderlo y perdonarlo para que el otro se sienta bien y nosotros nos sintamos bien?
Las Leyes de Dios del Universo, de la Naturaleza, no pueden ser infringidas. Una ley es una ley y siempre funcionará y nuestra inteligencia nos dice que debemos descubrirla y luego respetarla, para que las consecuencias de la ignorancia no perjudiquen nuestra vida. La regla de oro y la Ley del perdón deben ser respetadas, debemos ponerlas en práctica para mejorar nuestro vivir.
Nuestra sabiduría y nuestra consciencia nos lo comunican constantemente.
Además, no podemos adoptar dos posturas diferentes, una con Dios (Dios perdóname) y otra con el prójimo(no te perdono).
Amar a Dios, pedir perdón a Dios para aligerar nuestras conciencias, entraña amar al hermano y perdonarlo.
"Quien no ama a su hermano, a quién esta viendo, no puede amar a Dios a quien no ve".