lunes, 28 de diciembre de 2009

- ¿CÓMO AMAR EN LA PRÁCTICA?

* mensaje de fin de año *

Salir de nuestro egoísmo es amarnos a nosotros mismos sin tantos complejos. Es aceptarnos a nosotros mismos tal como somos y dar lo mejor de nosotros.
Sólo podemos amar, estimar, respetar, y comprender a los demás si lo mismo hacemos con nuestra propia persona.
Amar es un darse que en la práctica significa tener una constancia y una fortaleza para ayudar a cubrir las necesidades del prójimo. Hay necesidades económicas, corporales, afectivas, espirituales, etc. Todo lo que podamos hacer para ayudar al prójimo a cubrir humanamente estas necesidades es una forma de amar.
El matrimonio es un intercambio continuo, donde uno de los cónyuges cubre necesidades del otro y viceversa.
¿Nos hemos puesto a pensar cuántas de nuestras pequeñas comodidades acabarían si llegara a faltar nuestro cónyuge?
No solo la parte afectiva quedaría afectada, sino la falta de todos esos pequeños detalles prácticos diarios a los cuales nos habíamos acostumbrado. Ese intercambio de detalles, ese continuo dar y recibir, es la fuerza del amor.
Y cuando demos no lo hagamos esperando siempre recibir algo a cambio. Si damos desinteresadamente, tarde o temprano recibiremos.
¿Acaso se nos ocurre "pasar factura" a nuestros hijos cuando se valen por sí solos? No. Les hemos dado todo nuestro amor con la única esperanza de haberlos preparado bien para la vida y de que vayan por el camino del bien, y cuando nos necesiten de veras debemos darles nuestro amor incondicionalmente. No amemos egoísticamente a nuestros hijos, con la expectativa de que se desarrollen y lleguen a ser acorde con alguna fantasía preestablecida por nuestros deseos. Dejar que cada quien sea como es, es uno de los grandes principios del amor.
Amar no debe ser sólo un pensamiento o un sentimiento guardados dentro de nosotros alimentando castillos en el aire.
Amar es obrar, es hacer.
Amar es perdonar cuando el otro ofende.
Amar es hacer el esfuerzo por escuchar a la otra persona llena de problemas, aunque nos sintamos cansados.
Amar es tender la mano al necesitado.
Amar es acompañar al enfermo.
Amar es llenar nuestro día de tantos pequeños detalles de amor.

domingo, 20 de diciembre de 2009

- 13 - HAZ A LOS DEMÁS LO QUE QUIERAS QUE TE HAGAN A TÍ

Esta es la conocida "regla de horo" que nos enseña la Biblia.
Tal vez la hayamos leído unas cuantas veces, pero sin profundizar en la practica su significado y su importancia para llevar a cabo a diario unas verdaderas relaciones humanas.
¿Qué nos gusta que hagan, digan y se comporten los demás con nosotros? ¿Hacemos lo mismo con ellos? Meditemos hoy sobre lo que nos gusta, nos place y nos hace sentir bien en la relación con los demás y tomemos conciencia de nuestro comportamiento, de nuestras propias reacciones.
Nos gusta que nos sonrían...
Nos gusta que piensen bien de nosotros...
Nos gusta que nos hagan sentir importantes...
Nos gusta que sean sinceros y no digan mentiras...
Nos gusta que se acuerden de nosotros en las fechas importantes...
Nos gusta que nos escuchen y nos comprendan...
Nos gusta que no nos critiquen...
Nos gusta que nos brinden cariño y afecto...
Nos gusta que reconozcan nuestras habilidades y cualidades...
Nos gusta que nos acompañen en el dolor...
Nos gusta que nos ayuden en una necesidad...
Nos gusta que sean corteses y educados...
Nos gusta que nos respeten...
Nos gusta que confíen en nosotros...
Nos gusta que acepten nuestros defectos y debilidades...
Nos gusta que no nos insulten ni nos griten...
Nos gusta que sean optimistas y no se quejen indebidamente...
Nos gusta que no nos envidien ni nos odien...
Nos gusta que nos acepten tal como somos...
Nos gusta que mantengan las promesas...
Nos gusta que respeten nuestros valores, ideales y principios...
Nos gusta que sean honrados y justos...
En fin nos gusta todo lo bueno que venga de los demás y rechazamos lo malo.
Meditemos serenamente sobre esta regla de oro y nos daremos cuenta de que es la clave que nos hace sentir bien y hace que los demás se sientan bien. A partir de hoy tendremos muy presente lo que nos gusta y lo que no nos gusta en el comportamiento de nosotros, a fin de ofrecerles otro tanto a ellos.