domingo, 1 de febrero de 2009

-89- AMAR ES SABER ESCUCHAR

Saber escuchar es importantísimo porque lo que más necesita el otro es ser escuchado. Saber escuchar es un verdadero arte que debemos desarrollar en nuestra vida.
Estamos tan afanados con nuestras luchas diarias que algo tan importante como escuchar a los hijos lo pasamos por alto. Así mismo, nos sucede con otros niños o adolescentes.
Lo que está en nuestra pobre cabeza nos parece tan importante, la velocidad y la prisa nos tienen tan condicionados, que no logramos hacer un verdadero alto para escuchar al otro.
¿Verdad que nos encanta que nos escuchan, sean asuntos de trabajo, sean asuntos familiares, sean problemas intimos, sean sueños y fantasías? ¿Verdad que nos encanta que el otro muestre todo el interés al escucharnos? ¿Verdad que no nos cae muy bien que el otro comience a hablar de si mismo cuando necesitamos que nos escuche?
Escuchar a la otra persona es poner atencion e interes a lo que dice, sin irnos formando ideas prejuiciosas y personales. Mientras el otro habla tendemos a comparar lo que dice con lo que nos sucede a nosotros, con lo que nosotros pensamos, sentimos y hacemos. Dificilmente podemos escuchar sin que nuestro ego esté trabajando egoístamente. ¿Por qué esa tendencia nuestra a comparar lo que nos dicen con lo que es nuestra persona, cuando en realidad somos diferentes lo que habla la otra persona es un sentir y un punto de vista muy personales?
Aprendamos a escuchar abiertamente, con el corazón y la mente concentrados en lo que nos dicen, a fin de complementar esa escucha con preguntas que permitirán abrirse todavía más al otro, sea para su desahogo o cualquier otra necesidad de ser escuchado.
Debemos poner mucha atención e interés a lo que el otro está diciendo, ya que aunque nos parezca una tontería o una estupidez, para la otra persona puede ser de máxima importancia.
Con lo jóvenes es cuando más paciencia e interés debemos mostrar, ya que, generalmente, sus puntos de vista y sus enfoques nos sorprenden y nos toman desprevenidos.
Recordemos: escuchemos al otro en una forma "neutral", sincera, interesada, olvidando nuestro ego, olvidando pensar en nosotros, olvidando también dar continuamente consejos: lo que más necesita el otro es ser escuchado.

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