domingo, 15 de noviembre de 2009

- 83 - PUEDO ELEGIR: ¿VIVIRÉ EL DÍA ALEGRE O TRISTE?


--Mami, este es para tí...nada es casual...este fue el elegido como siempre al azar...el mensaje estoy segura, es del hombre de tu vida para tí...para que te sientas en esta etapa tan difícil de tu vida, un poco mejor, alegre por lo que tienes: el amor y el apoyo de tus hijos, igual que lo tuvo él...lee--

Si todas las mañanas cuando nos levantamos tenemos presente que podemos elegir entre pasar el día tristes, apesadumbrados, preocupados, o alegres y llenos de espíritu, es caso seguro que elegimos esto último. Si estamos viviendo momentos trágicos y de dolor es diferente. Pero para la vida normal de todos los días podemos formarnos el hábito de pasar el día alegres y con buen estado de ánimo, solo depende de nosotros mismos.

Si por la mañana decidimos positivamente pasar el día bien y con alegría, es seguro que afrontaremos cualquier inconveniente con firmeza, seguridad y confianza. Nos sentiremos mucho mejor y en armonía con el mundo, a sabiendas de que hoy, el presente es la única vida real y verdadera, que nada conseguimos con refugiarnos en el pasado y en el futuro con pensamientos inadecuados y desprovistos de sentido común.

Es un hábito que podemos formarnos con un poco de voluntad, con un poco de actitud positiva y de confianza, con un poco de "lógica". En efecto: ¿qué ganamos con pasar el día tristes, malhumorados, desconfiados, susceptibles, sino conflictos y contrariedades?

Si hemos dormido mal o nos levantamos con malhumor, en vez de seguir mecánicamente con nuestros hábitos matutinos, hagamos un alto y reflexionemos. Digámonos que la vida es bella y vale la pena vivirla bien. Que a lo mejor éste es el último día que nos toca vivir. Sí. Podemos cambiar ese malhumor con alegría, en estado de ánimo positivo, si hacemos el correspondiente esfuerzo reflexivo y a la vez práctico.

Si utilizamos adecuadamente la experiencia, el recuerdo útil del pasado, podemos darnos cuenta y reflexionar cómo pasamos los días últimamente, por ejemplo. Y caeremos en la cuenta de que mucho mejor nos hemos acostado en la noche cuando hemos pasado un día alegres, positivos, llenos de confianza y optimismo. Que el día que hemos pasado tan preocupados por aquel asunto, no valió la pena, porque se solucionó igualmente.

No es que todo esto sea tan fácil, pero la existencia enseña que sí es factible y que, definitivamente, depende de uno mismo y hacer el esfuerzo por la alegría y el optimismo o, dejarse abatir por la tristeza y lo negativo.

Cultivemos y trabajemos interior y exteriormente para lograr una vida armoniosa, para el bienestar que es un don de Dios.

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