domingo, 24 de enero de 2010

- 65 - EL CAMBIO ES POSIBLE A CUALQUIER EDAD

Nunca es tarde para rectificar. Hasta el último momento de nuestra vida tenemos posibilidad de alcanzar el éxito y la felicidad.
Es posible que para algunos la vida haya sido un "vivir por vivir", un andar sin metas y si objetivo, hasta los cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta años, no importa. Las causas son muy personales y muchas veces ha influido el hecho de que, por necesidad se ha tomado el primer trabajo que estaba a mano. Luego, se ha seguido dando tumbos, de un trabajo a otro, siempre sin un objetivo específico. Sin embargo, a través del tiempo se iba sintiendo algo en el interior de uno que lo empujaba hacia un gusto específico. Entonces, a los sesenta años, por ejemplo, se presenta la oportunidad para llevar a cabo lo que le gustaba a uno.
Pues hay que aprovecharla y nunca pensar que es demasiado tarde para un cambio que ayude a la persona a realizarse.
Tarde o temprano, si uno tiene fe, se consigue lo que tanto se acariciaba. No hay que desanimarse ni a los setenta años, por ejemplo, se encuentra el camino que consciente o inconscientemente se ha ido buscando toda la vida. Si llega la oportunidad a los setenta años, la persona debe sentirse feliz por empezar su realización y dar gracias a Dios por haberlo escuchado.
Hay miles de ejemplos en la historia del mundo de grandes proezas entre sesenta y ochenta y más años de edad. Lo importante es mantener el espíritu joven, vivir con fe y sabiendo lo que uno quiere, poner en acción el entusiasmo, a fin de realizar lo que uno tanto ha ambicionado y deseado.
¿Hemos llegado a avanzada edad sin sentirnos realizados por no saber lo que queríamos? Reflexionemos un poco, pensemos qué es lo que nos llama la atención y nos gusta, decidámonos a llevarlo a cabo y fijemos los objetivos correspondientes a corto y largo plazo.
Hay que tener valor para cambiar nuestra vida en el momento que sea necesario, en el momento que sintamos que nuestra realización en la vida depende de que nos atrevamos a dar el paso correspondiente. Si hemos vivido por vivir llevando, al mismo tiempo, un sueño en nuestro interior, es hora de despertar de ese sueño y ponerlo en práctica. No importa la edad que tengamos.

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