domingo, 25 de abril de 2010

- 70 - ES NECESARIO REFLEXIONAR

Es necesario y prudente formarse del hábito de la reflexión diaria. Sólo lograremos cambiar lo que deseamos cambiar de nuestro comportamiento y manera de ser, si reflexionamos sobre ellos, sobre las experiencias, sobre la reacción o el consejo de los demás, sobre lo que nos llama la atención de algún libro.
El darse cuenta y volverse consciente de cómo funcionamos, reaccionamos, pensamos y nos comportamos, a fin de ir mejorando nuestra vida, en su mayor parte se consigue a través de una objetiva reflexión (paso previo de la acción).
Reflexionar es pensar, enfocando el pensamiento, siguiendo nuestra vidaterapia, hacia el continuo conocimiento de sí mismo. La mayor parte del día hemos estado en acción y en movimiento, ocupados con diferentes problemas de trabajo y de relación. ¿No es aconsejable y positivo tomarnos unos minutos aunque sea para algunas pequeñas o importantes reflexiones?
No somos máquinas, funcionamos diferente de las máquinas. Tenemos un motor propio, cuyo andar depende básicamente de nosotros y si nos dejamos envolver por el torbellino de la vida, sino utilizamos nuestra inteligencia para reflexionar y meditar en relación a nuestra vida, entonces nuestro motor interior viene a ser manejado completamente por el condicionamiento exterior.
Reflexionar adecuadamente es la clave del bienvivir, para ser realmente nosotros mismos, para ir afirmando nuestro carácter y nuestra personalidad, para lograr la propia filosofía de la vida y no ir a la deriva, al ser manipulados continuamente sin darnos cuenta. La reflexión ayuda a reafirmar nuestros valores, ayuda en el difícil camino de desarrollar las virtudes, ayuda a limpiar nuestra consciencia de tantos vaivenes, o malentendidos que se dan durante el día, ayuda a higienizar nuestra vida para vivirla bien. La reflexión nos acerca más a Dios, a la verdad. El tener fe en Dios, todo poder, bondad y amor, alimenta positivamente nuestra reflexión y nos permite salvar los obstáculos de nuestros resentimientos, de nuestra vanidad, de nuestra profunda soberbia que a veces nos quiere llevar a la auto destrucción.
Reflexionar ayuda a eliminar la prisa y la velocidad de nuestra vida. Ayuda a cultivar la paciencia, tal vez la virtud más necesaria en el mundo de hoy.
Unos minutos al día dedicados a la reflexión sobre nosotros mismos y nuestra vida de relación refresca nuestro andar y nuestra lucha por la supervivencia.

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