domingo, 16 de noviembre de 2008

-76- SUPERARSE PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA

La vida es lo de cada día. Mañana podemos estar muertos. Entonces, lo lógico es que aprendamos a vivir bien cada uno de nuestros días. Y como buena parte del día convivimos con nuestros semejantes, es importante que nos esforcemos por superar nuestros defectos y nuestras limitaciones en lo que se refiere a una mejor relación humana.
¿Cómo es nuestra relación familiar? ¿Somo de los que tratamos mejor a nuestros amigos, conocidos o desconocidos que a nuestros propios seres queridos? ¿Prevalece nuestro orgullo en cualquier situación familiar o somos propensos a escuchar o a ceder? ¿Somos amables y comprensivos o sale a relucir a menudo nuestro mal carácter? ¿Nos dominamos a la hora de un problema familiar o nos dejamos llevar por nuestro temperamento emotivo? ¿Somos buenos compañeros de trabajo o nos disgustamos por cualquier pequeñez? ¿Criticamos o chismeamos o trabajamos responsablemente? ¿Queremos imponer nuestro punto de vista sin escuchar opiniones? ¿Queremos que se nos reconozca continuamente nuestra labor comunitaria?
Cada quien puede hacerse las preguntas que crea necesarias, a fin de ubicarse en su vivir de cada día a través de un examen de consciencia que le ayude a superar sus limitaciones defectuosas. ¿Acaso no es cierto que tratar de vivir en paz y armonía permite una convivencia más agradable?
Esta superación no se consigue de la noche a la mañana, sino a través de la perseverancia, poniendo en práctica diariamente una virtud que se quiera desarrollar.
Lo importante es que uno mismo este convencido de la necesidad de mejorar la convivencia diaria, que uno mismo se vaya dando cuenta de que es más conveniente hacer el esfuerzo por vivir en mejor armonía que vivir instintivamente en discordancia.
Si tuviéramos siempre presente que Dios está en nosotros y en nuestra verdadera consciencia, se haría más fácil y accesible nuestro trabajo de higiene y limpieza conductual.
No dejarse arrastrar por el instinto de las fuerzas negativas debe ser un paso primordial hacia el propio dominio y hacia la propia superación para una mejor convivencia.

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