domingo, 1 de junio de 2008

-30- PERDONAD Y SE OS PERDONARÁ

"Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Si perdonamos nuestra consciencia quedará aliviada y estaremos en paz con nosotros mismos y dejamos, consciente o inconscientemente, que nuestro rencor o nuestro odio nos carcoma, nos roa.
Sin embargo, le pedimos a Dios que perdone nuestras ofensas porque queremos ser perdonados tanto por Él como por nuestros semejantes por algún mal que hicimos. Y por lo general, el perdón del prójimo es el que más deseamos, porque libera nuestra consciencia.
¿Por qué se le hace tan difícil al ser humano perdonar y ser perdonado? Ya vimos la gran ley, la regla de oro, la cual manda hacer al otro lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros ¡Y no lo hacemos!
Al ofender lesionamos a una persona en su dignidad: ¿por qué un orgullo mal entendido no nos permite pedir una sincera disculpa? Y si el otro lesiona nuestra dignidad: ¿por qué en ese momento no reconocemos que en el momento de la ofensa salió a relucir su debilidad como tantas veces sale a relucir la nuestra? ¿por qué no entender que, generalmente, el otro se siente mal por habernos ofendido y que no pide disculpas por ese sutil orgullo que también forma parte de nosotros? ¿Por qué no comprenderlo y perdonarlo para que el otro se sienta bien y nosotros nos sintamos bien?
Las Leyes de Dios del Universo, de la Naturaleza, no pueden ser infringidas. Una ley es una ley y siempre funcionará y nuestra inteligencia nos dice que debemos descubrirla y luego respetarla, para que las consecuencias de la ignorancia no perjudiquen nuestra vida. La regla de oro y la Ley del perdón deben ser respetadas, debemos ponerlas en práctica para mejorar nuestro vivir.
Nuestra sabiduría y nuestra consciencia nos lo comunican constantemente.
Además, no podemos adoptar dos posturas diferentes, una con Dios (Dios perdóname) y otra con el prójimo(no te perdono).
Amar a Dios, pedir perdón a Dios para aligerar nuestras conciencias, entraña amar al hermano y perdonarlo.
"Quien no ama a su hermano, a quién esta viendo, no puede amar a Dios a quien no ve".

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